Charlas de la plaza

¿De qué hablarán las madres cuando van a la plaza?

Siempre me las imaginé como un conjunto de brujas chusmas a las cuales solo les faltaba la escoba y los ruleros, hablando mal de las otras madres, o intercambiando recetas de tortas. Yo en cambio, una divina superada total, solo me limito a escuchar a las otras mamás y reforzarles su instinto maternal cuando esta medio alicaído. Ah!! y hablar de cosas realmente interesantes como... como... estemmm... claro, me acabo de dar cuenta porque no me entero nunca de las novedades del jardín 'extraoficiales', o de los lugares perfectos para comprar cosas de niños.

Quizás sea por eso que nunca llevé a Joaquín a una plaza. Pero antes de que piensen que eso es aún más horroroso que lo anterior, debo aclarar que en mi privilegiado caso, no voy a la plaza, porque la plaza viene a mí.

Vivimos en un edificio que tiene un hermoso parque con juegos infantiles y arenero. La plaza entonces, esta en casa. Y a las charlas de plaza se le suman en nuestro caso, el horror de las charlas entre vecinos. :)

Domingo de tarde. Bajo al parque mate y galletitas, lona para sentarme en el pasto, los juguetes y me dispongo a sentarme mientras mi infante juega en el arenero. Y entonces veo como Tobi, el del 5° C le tira arena a mi niño. Desde ya que quiero agarrar a Tobi de la oreja y darle un par de lecciones de civilización... hasta que veo al padre que va, lo agarra del brazo y le da un reto que hasta a mí me da miedo. Eso lo explica todo -pienso... tirá arena Tobi... yo te entiendo.

La otra cosa que me inquieta y hasta ahora no encontré solución es el tema de los juguetes prestados. Todos llevan sus juegos de arena y ya nos hemos acostumbrado al juego comunitario. Juaco aparece con palitas y rastrillos de misteriosa procedencia. 'Hay que compartir' como dice la seño Nora y es lo que trato de inculcarle a Juaco cada vez que se enoja porque alguien prefiere el balde de él, al suyo propio. Pero ¿compartir hasta donde? O sea, cuando le sacan por decimonovena vez SU balde, hasta a mí me dan ganas de decirle al nene "¡Mirá flaco, hay un oferta en la juguetería de acá a la vuelta, de dos baldes por el precio de uno ¿porqué no vas con tu mamá a investigar?!" Pero bueno, no quiero ser una madre bruja ¿viste?

¿Y cuando no quieren jugar más con él? Hoy lo fui a buscar porque lloraba desconsolado. "¿Te pegaron?" "No" "¿Te sacaron el juguete?" "No", "¿Y entonces que pasó?" "Nacho y Maxi me dijeron que no querían jugar más conmigo!!"

Una puede convencerlo de lo lindo que de repente se volvió el juego en solitario y que bueno, que los amigos no es que sean malos pero... pero dan ganas de ir y decirles "Cooooomo que no quieren jugar con MI Joaquín eh?????" . Entonces... ¿Cómo le explicas que que los amigos no quieran jugar con él no implica que EL tenga nada malo, y que los amigos tienen derecho también a no querer jugar, y eso no los hace malos tampoco? ¿Como adecuar este discurso a un nene de tres años SIN (y ahí el desafío) mezclar los sentimientos propios?

Al final me doy cuenta que las madres chusmas que me imagino en la plaza, son inofensivas al lado mío. Pobres madres... después de todo ellas solo intercambian recetas...